En este artículo, publicado el 20 de Mayo de 2020 en el periódico “El Diario de Yucatan” la contadora Oralia Canepa presenta cómo la inteligencia emocional influye en la activación los negocios y empresas después del Covid-19.

¿Cómo podemos transformar esas emociones en impulsos positivos para lograr motivarnos y salir adelante?

Nada nos ha sorprendido más en la vida que esta devastadora pandemia.

A unos les ha tocado sufrirla en carne propia, padeciendo la enfermedad o asistiendo a algún miembro de la familia, a otros en sus negocios, afrontando los estragos económicos, y a algunos más como parte de una empresa que ha tenido que hacer recortes de personal o renegociaciones salariales.

Lo cierto es que de alguna u otra manera el Covid-19 ha tocado nuestras vidas, ha hecho parar súbitamente a todo el mundo por igual, independientemente de la cultura, nivel socioeconómico o latitud en que vivamos, hoy verdaderamente somos uno solo.

“Lo que si te puedo decir es que el mundo no volverá a ser el de antes”, comenta Oralia Canepa Martínez, consultora empresarial y familiar.

“Creo que seremos más agradecidos, valoraremos más lo que tenemos, los espacios de convivencia, a las personas, su tiempo, su presencia, su conversación y el poder sentirlos cerca como antes”.

Cuidado con las emociones negativas

La avalancha de noticias sobre el avance de la enfermedad en otros países y en México, donde estamos rodeados de estímulos incluso negativos, nos provoca sentimientos de angustia e incertidumbre, destaca.

Y cuidado: las emociones negativas como el estrés, la fatiga y el miedo pueden ser tan contagiosas como el nuevo coronavirus.

¿Cómo podemos transformar esas emociones en impulsos positivos para lograr motivarnos y salir adelante?

¿Cómo podemos en estos momentos cumplir cabalmente nuestro papel de líderes de una empresa, un equipo, una familia?

Oralia, directora de Canepa Consultores –firma con más de 10 años de experiencia en la asesoría y acompañamiento de empresas en todo el país- explica paso a paso el proceso para llegar a esa transformación, en el que juega un rol imprescindible la inteligencia emocional.

Habilidad indispensable

La inteligencia emocional, dice, es una habilidad que nos permite enfrentarnos con éxito a las demandas y presiones del trabajo y de la vida en general, manteniendo un balance positivo para poder continuar con nuestro nivel de productividad de manera exitosa.

“En pocas palabras, es la capacidad de gestionar tanto nuestras emociones como las de los demás”.

Esto permite alcanzar mayores grados de influencia y bienestar personal, continúa Oralia, quien recuerda que es gracias a los estudios del psicólogo estadounidense Daniel Goleman que el concepto de inteligencia emocional logró ser conocido en prácticamente todos los rincones del planeta.

Para Goleman, prosigue la experta, la inteligencia emocional comprende cinco aspectos importantes que contienen capacidades fundamentales, como conectar y gestionar nuestras emociones, automotivarnos.

También vencer las frustraciones, mejorar nuestra relación con los demás… habilidades que necesariamente debe poseer todo líder de un equipo de trabajo o de una empresa.

Esas cinco capacidades son:

  1. Conciencia de uno mismo. Es la habilidad de conocer nuestras propias fortalezas y debilidades, las motivaciones, valores, objetivos y su impacto sobre los demás.
    Es poner el foco en la confianza en uno mismo, tener conciencia de nuestras virtudes y defectos.
    Si podemos identificar los estados emocionales concretos que vivimos a lo largo del día podremos también analizar el efecto que producen en nuestro entorno.
  2. Autorregulación. Conocida también como autocontrol emocional, implica la capacidad de controlar o reorientar las emociones y los impulsos perturbadores.
    Se trata de tener confianza y capacidad de adaptación en momentos inciertos o en los que no hay un rumbo claro, de aprender a pensar las cosas antes de hablar, de poder racionalizar la emoción para evitar que nos desborde y se transforme en ansiedad. Imagen ilustrativa tomada de refugiodelalma.com
  3. Motivación. El tercer componente es la habilidad de dirigir nuestros estados emocionales hacia una meta u objetivo determinado, o sea, estar motivados para alcanzar el éxito.
    Es apasionarnos por lo que hacemos y por los nuevos retos, sentirnos con energía inagotable para mejorar, ser optimistas ante las circunstancias, tener siempre una actitud positiva.
    La falta de motivación se traduce en aburrimiento, cansancio, rutina entendida de una forma negativa, tristeza… En cambio, tener una razón para luchar se transforma en un motor para vivir.
  4. Empatía. Con empatía nos referimos a tener en cuenta los sentimientos y emociones de los demás, señala.
    Saber cómo se siente otra persona mediante la comprensión es una capacidad que favorece la comprensión mutua y nos permite tener más y mejores relaciones interpersonales.
  5. Habilidades sociales. El quinto y último elemento de la inteligencia emocional consiste en un conjunto de capacidades que nos permiten gestionar las relaciones para dirigirnos hacia el objetivo deseado, ser persuasivos y mantener equipos de trabajo cohesionados en una sola visión.
    Las habilidades sociales, señala, son la clave para un buen desarrollo personal y profesional. Gracias a ellas podemos comunicarnos de manera más asertiva, dando a conocer nuestras necesidades para que quienes nos rodean entiendan mejor cómo nos sentimos.

Liderazgo y manejo de la inteligencia emocional

“La inteligencia emocional no es una aptitud innata, se puede aprender y desarrollar”, comenta Oralia.

“Estar sintonizado con tus emociones te permite decidir cómo usar esos sentimientos de una manera productiva para la toma de decisiones, hacer a un lado los sentimientos negativos, controlarte en situaciones inestables y entender a los demás cuando su forma de actuar te tome por sorpresa o te irrite”.

Imagen ilustrativa tomada de sites.google.com

Imagen ilustrativa tomada de sites.google.com

La inteligencia emocional cobra especial relevancia en estos tiempos, porque la crisis del coronavirus presenta retos en todos los ámbitos y, en lo laboral, ofrece la oportunidad de mejorar nuestra forma de liderar.

Liderar a otros implica trabajar en uno mismo primero, señala Oralia. Desde el autocontrol, la empatía y la tolerancia es posible sortear los desafíos de la pandemia y los que la “nueva normalidad” laboral nos presenten.

“El auténtico liderazgo empieza con la conciencia de uno mismo, con el conocimiento profundo de uno mismo”, insiste la consultora.

“La autoconciencia no es un rasgo con el que se nace, sino una capacidad que vamos desarrollando durante el transcurso de nuestra vida”.

Importancia del liderazgo en estos tiempos

En las situaciones atípicas o extremas que estamos experimentando todos ante la pandemia del coronavirus, donde la ansiedad y el ambiente poco positivo predominan, el papel de los líderes adquiere una importancia mayúscula.

Primero deben guiar a sus equipos para que aprendan cómo deben actuar en estos momentos tan difíciles y segundo, propiciar el buen estado de ánimo de sus empresas.

“Como líderes debemos trabajar en la construcción del capital social de la empresa -por capital social en esta ocasión debemos entender a todas las personas que conforman la compañía-, de tal suerte que cuando existan momentos de presión o de incertidumbre podamos sacar lo mejor de nuestro equipo, fortaleciéndonos con su talento, motivándolos y canalizando los esfuerzos hacia el rumbo indicado”.

Y un buen liderazgo es esencial en estos momentos de desconcierto por cuando el deseo de cambio es motivado por la esperanza o por la aspiración, no por el miedo, no bajo amenazas, la motivación es mucho más duradera.

Manejo de la inteligencia emocional

Por lo anterior, cobra relevancia el “cómo” inyectar esta motivación a nuestro equipo de trabajo a través del manejo de la inteligencia emocional.

En la dimensión interpersonal, la empatía es muy importante en un líder, al igual que la adaptabilidad a la nueva realidad, realidad que sin duda no volverá a ser la de antes, comenta Oralia.

En tal situación, debemos comprender y querer aceptar este escenario.

Los buenos líderes, son conscientes de ellos mismos y son empáticos, pueden interpretar y controlar sus emociones de forma intuitiva, comprenden y sienten los sentimientos de otros y controlan el estado emocional de sus empresas.

“La empatía balanceada con la compasión y la honestidad en todo momento y hablando con la verdad, son activos estratégicos para un líder”, subraya la coach empresarial”.

En resumen, concluye, en estos momentos en que todos estamos sumergidos en una vorágine emocional, es de suma importancia mantener la calma, practicar la empatía y buscar la manera de que la crisis afecte lo menos posible nuestro día a día.

Es necesario buscar reducir los niveles de ansiedad y enfocarnos en lo que es realmente importante: el cuidado de la salud y la vida.